viernes, 17 de diciembre de 2010

Soldadito de Plomo

Y tuve ganas de llorar
porque era un hombre
el que sufría
Porque ese hombre
era un pueblo
Y porque ese pueblo
era este mundo.

Al tipo le encriptaron
la mentira de la guerra por la patria
y lo llevaron
a pelear
otra invasión de su primer mundo
Volvió a su casa sin una pierna
y cría a sus cuatro hijos como puede
con la austeridad
rayana en la pobreza
que se levanta detrás de las magníficas
medallas que le dieron

El tipo fue un soldado
y ahora con tres cuartos de su cuerpo
ha vuelto a casa
y todavía
le palmean el lomo
sus conciudadanos
también convencidos,
los que todavía quedan,
de la necesidad de las guerras
cuando está en juego
la libertad
Son ellos también buenos soldados
tipos como este,
que no cuestionan
y arremeten aunque les cueste la vida
contra los enemigos de su país,
últimamente
esos grupos étnicos fanáticos
que tienen tanto petróleo
y pretenden quedárselo o
venderlo a buen precio
mal logrando las intenciones diplomáticas,
las fallidas alternativas civilizadas
de un gobierno imperialista
que llama libertad y justicia
al dinero y al life style.

Pero este es un tipo
como vos o como yo
quizás con la diferencia
de que el nació
en el imperio
y vos en otro primer mundo más chiquito
y yo en este tercero
y aquel bajo el fuego
de barras y estrellas.

Quizás con la diferencia
que este último
ha tenido y tiene
el horror inmediato y cotidiano
de ver a sus hijos despedazados
por las bombas
a su mujer mutilada
a sus padres bajo los escombros
de su casa
O cuando hay suerte
ver a sus seres queridos
adelgazar en la ausencia
de suministros
de la cruz roja
o con las escasas medicinas
si es que llegan
O con o sin la ayuda
de las fuerzas de paz
de los humanitarios gobiernos
que se apiadan de la hormiga
bajo la suela del gigante.

Los soldados imperiales siguen luchando
estos sonámbulos
hombres que han sido digeridos
por los jugos gástricos del capitalismo
y regurgitados a las fauces de la guerra
para ser masticados, muertos
y devueltos en pedazos,
amortajados en banderas.

Este tipo me da ganas de llorar
porque este tipo sufre
y porque sigue creyendo
la proverbial mentira
de las guerras libertarias
porque yo creo,
debe ser muy jodido
supervivir a las mutilaciones
físicas y psíquicas del combate
pero yo supongo,
debe ser casi imposible
de admitirse a uno mismo
que esas laceraciones
esos compañeros caídos
esos enemigos muertos
que eran también hombres,
esas pesadillas monstruosas
fueron premeditadas
y llevadas a mal cabo
por el gobierno de tu propio país,
de este lado de la tierra
nosotros no hace tanto
también compramos mierda
cuando fuimos de la mano
de la junta
pero sobre todo en el apoyo popular
en ese espíritu neandertalista
y compadrito
contra aquel otro imperio de los mares
a pagar al módico precio
de la vida de nuestros nenes
aquellas tierras Malvinas
que no son ni más ni menos nuestras
porque hoy tengan
los cuerpos de nuestros niños conscriptos.
Los milicos mataron a la subversión
a los amigos de los subversivos
al que estaba en la agenda
al sospechoso
al sospechado
y por último
como todavía quedaba tanta gente
a los pibes en uniforme de la armada
Y así
si no habías sido acecinados
por traición a la patria
morías por defender
los altos intereses patrióticos
Morías o morías
para que ellos pudieran
seguir jugando a la guerra
con enemigos de cualquier lado
de la frontera
impulsados, sostenidos, y apoyados
por el gran imperio del norte
Pero tal vez mucho peor
por el “algo habrán hecho”
de tus compatriotas.

Siempre las traiciones
duelen doble,
un vez por la jodida situación
en la que terminaste,
la otra
quizás más dolorosa
porque te mató
quien suponías que te amaba.

Tuve ganas de llorar
porque era un hombre
el que sufría

Tengo ganas de llorar
porque ni aun ahora él
se entera
lo que ha pasado

Y así es
que sigue en su doble luto
medio muerto en tierra “enemiga”
medio vivo en la suya propia
bajo el régimen
que le jodió la existencia.

Ahora que es
un soldado inservible para el frente
es reciclado,
aun respira, aun sirve,
y
la maquinaria maquiavélica
lo utiliza como engranaje
en la confección de nuevos creyentes,
una máquina aceitada
que sigue fabricando soldaditos
para que el mercado insaciable
siga devorándose al mundo.

Tuve ganas de llorar
porque era un hombre
el que sufría

Tengo ganas de llorar
porque le seguirán otros.

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