Al ánimo frugal
al mal de sueños
a la lucha en el cansancio de las horas que me arrastran
hacia los fondos innombrables de las muertes
que nacen cada noche y cada mañana se evaporan.
A la perfidia homicida que me estanca la sonrisa
a la alegría postergada para un día que no llega
a los cantos que invitan a tristezas
como buitres navegando en la aspereza
de un cielo nauseabundo en el tabaco de chupete.
A la renuncia voluntaria al sol gratuito
al rechazo de las manos en caricia
al egoísmo egocéntrico
al paladar negro en cafeína
al humo de bencina
por comida.
Al tiempo regalado
a la pereza
a la mesa del calvario
en la que el diablo
baraja, corta y parte
para que pierda yo
para que gane él
para que siga jugándome la vida
sin jugarme un carajo
esperando
buscando algún atajo
sorteando cuanto bache haya o sospeche
en el camino,
para llegar…
¿Para llegar a dónde?
Llegar sin haber ido
hasta el final
hasta el último suspiro
sin haber suspirado
ante tus ojos
que me llaman,
que me invitan,
2 comentarios:
No te pierdas esos ojos que te invitan a la vida, poeta enorme, no te pierdas esos ojos y dedicale la mejor de tus sonrisas.
Ya te lo dije, no impoporta, va otra vez: POETA ENORME.
Besos.
Bueno, gracias por el halago Pato (aunque me queda grande el título, es un orgullo ser reconocido justamente por alguien del oficio, una poetisa)... en cuanto a tu consejo, estoy en eso.
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