martes, 7 de septiembre de 2010

La tumba está tendida

La tumba está tendida
de sábanas blancas, de frazada, de colcha
de almohada, de regazo mullido,
de promesa invernal
de guarida del día
de descanso
de destierro auto inflingido
de silencio esperado
de pausa

La tumba está tendida
el velador susurrando
las páginas de un libro
un rebaño de ovejas que saltan la alambrada

Y caer en la blandura
de los párpados cerrados
del colchón ahuecado como una palma
que sostiene pero no aferra

La tumba está revuelta
la ventana en el piso
el grito desenvainado
seco
descosiendo los puntos
que te unían al sueño

Y ahora que estas vivo
devuelto a flor de tierra
y percibes la noche,
un buitre que espera
flameante entre las nubes
te vuelvas y te duermas

Y ahora que estas
ciego
los ojos como almendras
y la tumba te acuna
y te canta a la oreja
y recuentas la trama
de horrores que supura
tu cabeza
de pasajes siniestros
de siluetas funestas

Y palpas con la memoria
los perfiles zozobrantes
de una trama maldita
y te preguntas cómo
y por qué,
la noche te despierta.

Y ahora que el cansancio
se cuelga en tus pestañas
y te empujan las horas
de pendiente en la cuesta
abajo
y te hundes sin quererlo
en pastosas arenas
y aun sentado te duermes
boqueando en la cubierta
como un pez que agoniza
de branquias que se secan

Te encaminas descalzo
por la noche desierta
de nuevo hacia el horror
de la tumba entreabierta.

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